Javier Santos por fin fue reconocido como hijo biológico de Julio Iglesias, pero ¿qué podría esperar del cantante como padre?0 seconds of 5 minutes, 13 secondsVolume 0% Hubo un problema al dar acceso a contenido protegido.
Luego de tantos dimes y diretes legales, Javier Santos consiguió lo que por 30 años estuvo buscando, el reconocimiento legal ante el mundo de que es hijo biológico de Julio Iglesias, de acuerdo con el dictamen del titular del Juzgado de Instrucción 13 de Valencia.
Javier tuvo que armarse de valor y paciencia para enfrentar este lio que acaparó los titulares en diversas ocasiones, sobre todo cuando salió a la luz que para obtener las muestras de ADN tuvo que contratar a un detective privado que buscara en la basura de la mansión del cantante, ubicada en Miami, haciéndose así de una botella que estuvo en manos de Julio José Iglesias, su hermano, de acuerdo con información de Infobae.
María Edite Santos, madre de Javier, tuvo un amorío fugaz con Iglesias en 1975 del cual quedó embarazada. Durante años guardó en secreto la identidad del padre de su hijo, pero cuando el niño creció decidió alzar la voz para buscar justicia y como ella misma lo expresó en el programa de televisión Ventaneando, “limpiar su honor”.
Edite indicó en el mismo medio que su hijo, ahora un hombre de 42 años, no busca que Julio entable con él una relación paternal, según la mujer, tampoco está en sus planes exigir dinero. Javier solo habría luchado por más de tres décadas para hacer justicia y limpiar el nombre de su mamá.
Pero ¿habrán valido la pena los años de lucha de Javier?, ¿Julio Iglesias será un padre por el cual luchar? La relación con sus otros ocho hijos lo describen como un papá distante, frío y ausente.
Con su primera esposa, Isabel Preysler, tuvo a tres hijos, Chabeli, Julio José y Enrique. En su segundo matrimonio, con Miranda Rijnsburger, procreó a Miguel Alejandro, Rodrigo, Guillermo y las mellizas Victoria y Cristina.
A Chabeli, Julio y Enrique apenas los veía unas veces al año cuando eran niños, ya que nacieron cuando la carrera del intérprete estaba en su mejor momento. A pesar de ser hijos de una gran figura de la música, no contaron con el apoyo de su padre para impulsar sus carreras como cantantes.
El mismo Enrique confesó que cuando su papá escuchó su primer álbum le expresó enojado, “es un desastre, no vas a llegar a ningún lado”. Sin embargo, cuando el disco resultó ser un éxito, señaló que todo se debía a que él era su padre y no a los propios méritos y talento de Enrique.
Julio nunca ha asistido a un concierto del intérprete de “Bailando”, y a sus nietos, los mellizos Nicholas y Lucy, los conoció hasta después de un año de su nacimiento.
Con Julio José y Chabeli la historia no es muy diferente, rara vez tiene contacto y sobre el nacimiento de sus nietos mayores se enteró por medio de las revistas, al parecer ni siquiera sabía que su hija, quien vive en Carolina del Norte, estaba embarazada.
La relación con sus hijos más jóvenes es un poco más fluida, aunque ellos residen en Miami y el artista de 75 años pasa la mayor parte del tiempo en sus propiedades de Punta Cana y Bahamas.
Aunque a estos pequeños los mantuvo lejos de las cámaras, ahora que ya van forjando su personalidad están mostrando su talento, valiéndose de las redes sociales.
El mayor, Miguel Alejandro, estudia administración de empresas, Rodrigo busca hacerse su propio lugar en el mundo de la música como cantante y Guillermo, el más pequeño destaca en la batería. Las más populares son las mellizas Victoria y Cristian, quienes están interesadas en destacar como modelos e influencers.
Julio poco dice de sus hijos frente a los medios, sobre todo de los mayores con quienes tiene un vínculo muy débil, así que Javier no puede esperar más que eso, sobre todo al ser el hijo “no deseado” y el que lo ha expuesto como padre irresponsable.