Noticia de 煤ltima hora: el mundo se estremece con la devastadora ca铆da de Nayib Bukele. Apenas hace cinco minutos, se confirm贸 que el presidente salvadore帽o, quien prometi贸 transformar su naci贸n, enfrenta un colapso total. Las im谩genes que circulan en redes sociales muestran a un Bukele visiblemente deteriorado, distanciado del carism谩tico l铆der que una vez conquist贸 corazones. Su administraci贸n, que hab铆a logrado reducir la violencia de forma hist贸rica, ahora se desmorona bajo el peso de esc谩ndalos y un deterioro mental alarmante.
Los rumores sobre su inestabilidad han sido confirmados por fuentes cercanas al gobierno. Su obsesi贸n por el control y la paranoia hacia la prensa han creado un ambiente t贸xico que ha afectado su salud. A pesar de las advertencias de su esposa, Bukele se niega a buscar ayuda, temiendo que cualquier signo de debilidad lo aleje de sus seguidores. Los informes m茅dicos filtrados sugieren ansiedad severa y s铆ntomas de un posible trastorno bipolar.
La situaci贸n se agrava con revelaciones sobre negociaciones secretas con pandillas, lo que pone en jaque su imagen de luchador contra el crimen. La presi贸n por mantener su popularidad, combinada con cr铆ticas internacionales por violaciones de derechos humanos, ha llevado a un colapso psicol贸gico. Sus decisiones err谩ticas y la purga de colaboradores revelan un l铆der que ha perdido el control.
La ca铆da de Bukele es un reflejo de los peligros del poder absoluto y la falta de controles institucionales. Su historia, que comenz贸 con promesas de cambio, se convierte en una advertencia sobre las consecuencias de depositar la esperanza en l铆deres mesi谩nicos. El futuro de El Salvador pende de un hilo, y la reconstrucci贸n de su democracia ser谩 una tarea monumental. La tragedia de Bukele es, en 煤ltima instancia, la tragedia de una naci贸n que debe aprender a no repetir los errores del pasado.