Donald Trump ha desatado una nueva controversia al proponer una reunión trilateral con Vladimir Putin y Volodymyr Zelenski, en un intento por poner fin a la guerra en Ucrania. En una rueda de prensa reciente, Trump afirmó que su encuentro con Putin, previsto para el viernes en Alaska, será “constructivo y productivo”. El expresidente subrayó su intención de presionar para alcanzar un acuerdo, aunque se mostró cauteloso sobre el desenlace de la reunión, sugiriendo que bastarían solo dos minutos para determinar si Putin está dispuesto a negociar.
Mientras tanto, Zelenski ha expresado su desconfianza hacia Rusia, afirmando que el Kremlin busca ganar tiempo y no tiene intención de poner fin al conflicto. En un mensaje claro, el presidente ucraniano enfatizó que cualquier decisión sobre el futuro de Ucrania debe incluir su participación y que las sanciones contra Rusia deben mantenerse y reforzarse. Esta postura se alinea con la creciente preocupación en Europa sobre la seguridad regional, lo que llevó a la Unión Europea a respaldar los esfuerzos de Estados Unidos hacia una paz justa.
En Washington, Trump también ha anunciado el despliegue de la Guardia Nacional para abordar la creciente violencia en la capital, invocando el control federal sobre la policía local. Estas medidas, que incluyen la eliminación de la fianza sin efectivo, se presentan como parte de su estrategia para restaurar el orden en medio de un clima de inseguridad. Trump ha calificado la situación en Washington como “inaceptable”, prometiendo tomar medidas drásticas si es necesario.
El panorama internacional se complica aún más con la reciente disputa comercial entre Estados Unidos y Brasil, así como las tensiones persistentes con China sobre exportaciones de tecnología. La situación se torna crítica mientras líderes mundiales se preparan para la cumbre entre Trump y Putin, que podría redefinir la dinámica del conflicto en Ucrania y las relaciones internacionales en general.