El mundo de la música grupera está de luto. Adolfo Ángel, el inconfundible vocalista y líder de Los Temerarios, ha fallecido a los 61 años, y las circunstancias de su muerte han desatado una ola de conmoción y misterio. La noticia fue confirmada por su esposa en un mensaje lleno de dolor, pero también de enigmas que ahora envuelven los últimos días del artista.
Según fuentes cercanas, Adolfo habría sido encontrado sin vida en su residencia de San Luis Potosí tras sufrir un colapso repentino, aunque familiares cercanos aseguran que “algo no encaja” en los informes iniciales. Testigos afirmaron haber visto movimiento inusual en la casa horas antes, incluyendo la llegada de una persona desconocida que habría sido la última en verlo con vida.
Su esposa, entre lágrimas, reveló detalles que han dejado al público helado: “Él sabía que algo iba a pasar. En sus últimos días estaba inquieto, hablaba de cerrar ciclos y dejar todo en paz.” También confesó que el cantante había estado recibiendo mensajes anónimos en las últimas semanas, lo que ahora ha despertado teorías sobre si su muerte fue realmente natural.
Adolfo Ángel, conocido como “El Romántico Eterno”, fue un ícono de la música mexicana durante más de tres décadas. Detrás del brillo y las giras multitudinarias, sin embargo, enfrentó profundas batallas internas. Cercanos aseguran que en los últimos años el artista había caído en un fuerte cuadro de depresión y aislamiento, atormentado por viejos amores y por decisiones del pasado que “nunca logró perdonarse”.
Lo más impactante es que, según reveló su hermano Gustavo, Adolfo dejó escrita una carta apenas días antes de morir, en la que pedía que su canción “Cómo te recuerdo” sonara en su despedida. En el texto —del que solo se han revelado fragmentos— se lee una frase que estremece: “Mi voz se apagará, pero el eco de mi amor quedará para siempre.”
Las redes sociales se han inundado de mensajes de dolor y homenajes. Grandes figuras de la música latina, como Marco Antonio Solís y Ana Bárbara, han expresado su tristeza. Pero en medio de las lágrimas, crece la incógnita:
